¡Dragones!, curiosidades.

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Los dragones son las bestias más legendarias en la mitología general. Su potencial para destruir con el arma más mortífera de la antigüedad, el fuego, les permite ser muy peligrosos; son las bombas atómicas de la antigüedad.
En muchos libros de fantasía se considera que muchos reinos prohibieron el uso de estos animales alados para la guerra, y también usarlos contra el pueblo. No solo reyes los usaron para hacerse ver temibles, también lo hacían jinetes que lograron conquistar o dominar a su compañero alado por la fuerza o virtudes. A los jinetes siempre se los consideraba personas especiales, y por ende también peligrosos. No cualquiera podía ser un jinete de dragón.

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Cuando los dragones confiaban en un hombre, lo hacían con extrema lealtad; porque llegaban a tener una conexión, casi parecida al amor filial.

Sin embargo, también existieron dragones que nunca fueron dominados por ningún hombre o mujer; los dragones salvajes tenían libertad de volar y lanzar su fuego donde se les daba la gana. Y ya sean dragones con conciencia o simples bestias sin sentimientos, tenían la inteligencia y el instinto de supervivencia para tener su territorio en reinos débiles, donde no tenían otros dragones amansados. Hacían de las suyas en reinos débiles, comiendo al ganado, pescando en sus ríos y costas marítimas. Y cuando se cansaban de los animales, y su aburrimiento era extrema: su maldad surgía y se alimentaban de hombres.

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Se dice también que los dragones cazaban princesas, no para comérselos, sino simplemente para hablar con ellas; les encantaba tenerlas en sus lomos con sus bellos vestidos, y así sentir la ternura que estas mujeres les expresaban. Una pequeña debilidad de los dragones. Pero se sabe que también tenían otras debilidades, como el oro y los diamantes.

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Cuando los hombres aprendieron a montarlos muchos emigraron a reinos abandonados, alejándose de una era ligado a los hombres. Y aunque fue una era de gran amistad entre humanos y dragones, la mayoría prefirió apartarse de esta conexión. Los más fuertes y los más grandes se fueron al cielo o a islas misteriosas. Y así, los más pequeños quedaron para socializar con los hombres; esos más pequeños, fueron conocidos de cerca por los hombres, por los pintores, dibujantes, y por los escritores. Y, aun así, esos pequeños dragones llegaron a ser los más legendarios, y su figura alada perdura por muchos siglos a través de dibujos, historias que se expresan en libros, canciones, y películas.

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